Empiezo a tomar conciencia de lo que supone ser yo.
Me he ido liberando de las creencias y del condicionamiento que desde que somos niños nos ha sido impuesto
Durante muchos años me he dado cuenta que no he sido yo
Después de muchos años, me he ido encontrando a mí mismo
Trato de no actuar como un “pollo sin cabeza” en un hacer frenético
Me he observado a mí mismo y he dejado de engañarme.
He dejado de prohibirme, culparme y limitarme.
Trato de no ser arrogante ni de imponer nada a los demás
Me he liberado de la comodidad y del miedo.
Ya no temo tanto lo que piensan o digan otros, ni busco imitar a nadie
Ahora no me siento tan dependiente de lo que piensan los demás,
Hoy no soy tan esclavo del agradar a los demás
No necesito tanto el reconocimiento de otros.
Tampoco quiero que los demás cambien o sean como yo quiero que sean
No me exijo tanto ni exijo a los demás
Trato de aceptarme y amarme.
Estoy dejando de juzgarme y trato de no juzgar a nadie
Tengo mi propio proyecto de vida, un sentido de propósito vital.
Estoy más en lo que pasa dentro de mí que en lo que pasa “fuera”
No quiero convencer a nadie ni tengo razón
Aprendo cada día y miro con curiosidad.
Soy mi propio referente.
Rindo cuentas a mi mismo
Aprecio el aire, el mar, los montes, los sabores, las caricias y el juego…
Me siento conectado con lo que pasa a los demás
Doy gracias por todo y por nada
Saboreo las pequeñas cosas de la vida.
Tomo conciencia de lo que supone ser mi auténtico yo
Confío en la vida
Y estoy en paz conmigo.
Actúo en conciencia
Ayudo a otros a que sean ellos mismos
Estoy en coherencia con mi auténtico ser.
Tomas Elorriaga