Muchas personas, la mayoría de nosotros, hemos confundido en el pasado o nos liamos en distinguir la felicidad de la alegría y creemos que se trata de estar siempre eufóricos.
No tenemos claro a la hora de decidir y actuar la diferencia entre el placer y la satisfacción, entre la diversión o el propósito.
Esta confusión está alimentada simultáneamente por los intentos de hacernos dependientes de productos de consumo y también por nuestro bajo nivel de conciencia.

La alegría y el placer son lo normal como consecuencia de un logro, una buena noticia o una expectativa positiva, pero es peligrosa cuando se basa en una sustancia, en tener cosas o en una dependencia emocional. Tenemos demasiadas dependencias a pastillas, medicinas, comida, bebida, apuestas, vídeo juegos, compras, trabajo, reconocimiento, personas, likes en RRSS, coches, casas, puestos laborales o medallas.
El placer o se hace para mí sólo o soy el destinatario del beneficio pero genera excitación, placer y una activación dopamínica adictiva. Cada vez necesitaré mas de lo mismo para sentir menos placer.
La satisfacción y la felicidad es el juicio del observador y es más un sentimiento agradable, se basa en unos pensamientos con emoción positiva de baja intensidad. No depende de nada de lo que ocurra, ni de la salud, ni del dinero, ni del momento. Proviene de una visión desde el Ser con conciencia de unidad que al sentirse conectado elige libremente dar, construir el hábito de la calma y de hacerse responsable de sí mismo.
Ya sabes que no, que nada externo a ti puede darte satisfacción, propósito y felicidad. La satisfacción no la puedes comprar, nadie te la puede vender. Toma conciencia y elije. No te prives del placer ni de sentirte satisfecho, el primero hace disfrutar pero el segundo hace que merezca la pena y nos llena.
Hay 5 formas de reducir la serotonina en tu cerebro y cuerpo pero esa es otra historia..
Profundiza en la organización y las personas desde la consciencia
Tomas Elorriaga
tomas@banpro.es